La contaminación por micotoxinas en los piensos para mascotas representa una grave amenaza para su salud, teniendo en cuenta que el bienestar de las mascotas es cada vez más relevante para sus propietarios, la industria debe garantizar la seguridad de estos productos.
Hoy en día la forma más difundida de alimentar a las mascotas es con piensos preparados comercialmente, ya que representa una forma fácil y económica de satisfacer las necesidades de nutrientes de perros y gatos en las diversas etapas de su vida, tanto en condiciones saludables como patológicas.
Debido a la estrecha relación que existe actualmente entre los propietarios y sus mascotas, éstos prestan mucha atención a su salud y bienestar. Los propietarios perciben el momento de la alimentación como una oportunidad de interactuar y gratificar a sus mascotas, así, la calidad del pienso es considerada de gran importancia y muchos de ellos priorizan la calidad por encima del costo que pueda tener el pienso, lo que además es posible por la gran gama de piensos ofrecida para los animales de compañía.
Las mascotas más populares son los perros y gatos y, si bien son carnívoros, los piensos extruidos contienen niveles relativamente altos de cereales y subproductos de éstos, que tienen un alto contenido de almidón que, al pasar por el proceso de extrusión, se gelatiniza, aumentando su digestibilidad. Los cereales más comúnmente utilizados son maíz, trigo, arroz y cebada y, más allá del impacto que éstos tienen en el tracto gastrointestinal, sobre todo los cambios en la microbiota que generan, los cereales representan una fuente muy importante de contaminación del pienso para mascotas ya que pueden ser sustrato para diversos microorganismos. En este sentido, entre las preocupaciones recientes sobre la seguridad de los alimentos para mascotas, la contaminación por micotoxinas representa un problema bien conocido, dado el contenido en cereal de los alimentos actuales. Además, cabe mencionar que los otros componentes del pienso, como la harina de carne, de pescado, o de hueso, también representan riesgos de contaminación por otro tipo de toxinas.
Características de las micotoxinas
Las micotoxinas son compuestos químicos derivados del metabolismo de algunos géneros de hongos como Aspergillus, Fusarium y Penicillium. Una característica que las vuelve un riesgo mayor es su termoestabilidad, ya que, si bien durante el proceso de extrusado el pienso es sometido a una presión de 34-37 bares y una temperatura de 100-200°C, las toxinas no se destruyen. Consecuentemente, el pienso extrusado a altas temperaturas no exime del riesgo de intoxicación a las mascotas.
Las micotoxinas encontradas con más frecuencia actualmente en pienso para perros, gatos, aves, roedores y peces fueron aflatoxinas, ocratoxinas, tricotecenos, zearalenona y fumonisina. De todas ellas, las aflatoxinas representan la causa más común de brotes de micotoxicosis agudas derivados de la ingestión de alimentos comerciales para perros, y el maíz es la fuente habitual de la toxina en estos casos.
Después de su ingestión, las aflatoxinas son absorbidas y llevadas a través del sistema circulatorio al hígado. Allí son convertidas por el hígado en sustancias tóxicas, capaces de causar daño a las células hepáticas. Los casos de intoxicación crónica se caracterizan por anorexia, letargia, ictericia y, en casos subagudos o agudos, llegan a causar la muerte. Además de su efecto hepatotóxico, las aflatoxinas también son carcinogénicas.
Las ocratoxinas son un grupo de micotoxinas nefrotóxicas muy potentes, que contaminan ampliamente los cereales como maíz, trigo y avena en regiones templadas.
Los síntomas iniciales de intoxicación con ocratoxinas, en todas las especies, incluyen anorexia, polidipsia, poliuria y deshidratación, todos asociados con el daño renal que éstas causan.
Los perros son especialmente sensibles a estas micotoxinas, los síntomas clínicos que presentan son más amplios, con anorexia, pérdida de peso, vómitos, tenesmo, diarrea sanguinolenta, aumento de la temperatura, deshidratación y postración.
Los tricotecenos son micotoxinas producidas por hongos del género Fusarium, comúnmente encontrados en maíz, trigo, cebada y avena, en todo el mundo.
Éstos interfieren en la síntesis de ADN, afectando sobre todo las células de rápida división. El sistema gastrointestinal y el inmunitario se ven particularmente dañados. Los signos clínicos típicos de la intoxicación con tricotecenos incluyen: pérdida del apetito, vómito, diarrea, hemorragia gastrointestinal, ataxia e inmunosupresión. También pueden producir desde irritación a necrosis por contacto del tracto digestivo.
La zearalenona es otra micotoxina producida por Fusarium, que se encuentra en muchos cereales, pero es más frecuente en maíz y causa hiperestrogenismo.
Los signos más destacados de intoxicación por zearalenona están relacionados con la hiperestimulación de los tejidos estrógeno dependientes, lo que da como resultado la reducción del número de cuerpos lúteos en hembras y la detención de la espermatogénesis en los machos, y en consecuencia problemas reproductivos.
Una vez que las fumonisinas entran en el sistema circulatorio, dañan numerosos órganos en todas las especies estudiadas. Causan daño celular, apoptosis y necrosis. También afecta los canales de calcio, dando como resultado daño cardíaco. En los casos de intoxicación aguda, los órganos más sensibles a esta micotoxina son el hígado y los riñones, mientras que, en intoxicaciones crónicas, el sistema inmune es el que se ve más afectado.
El crecimiento de hongos y la producción de micotoxinas dependen de varios factores a lo largo de la cadena de producción de cereales, como las condiciones del clima y de almacenamiento (temperatura, humedad), daños químicos o por microbios e insectos. Esta situación explica, al menos parcialmente, la dificultad de predecir y controlar este problema, al igual que la heterogeneidad en los niveles de contaminación que muestran los piensos en distintas partes del mundo.
Hay muchas medidas que se pueden tomar para minimizar la contaminación por micotoxinas en los piensos para animales. Estos implican la prevención del crecimiento de hongos micotoxigénicos y, por lo tanto, la formación de micotoxinas, y estrategias para reducir o eliminar las micotoxinas de los productos ya contaminados, lo que podemos lograr especialmente mediante aditivos para piensos.
Lo más efectivo para prevenir el crecimiento de hongos es el control durante el almacenamiento. Se deben utilizar diferentes estrategias de gestión de la calidad del grano para reducir cualquier aumento potencial en la temperatura, el contenido de humedad del grano y el porcentaje de grano roto (más sustrato disponible para los microorganismos) que pueda desencadenar la producción de micotoxinas. Entre estas estrategias está la aplicación de inhibidores fúngicos (ej. anillo cimenol), aireación y movimiento de granos, reducción de la condensación interna dentro de la estructura de almacenamiento. Biovet S.A ha estudiado las propiedades del anillo cimenol, este es un componente presente en distintas plantas aromáticas. Gracias a su efecto fungicida y bactericida, es un excelente conservante natural de materias primas y piensos. Es eficaz en el control hongos como: Penicillium, Aspergillus, Fusarium y Candida, los cuales son importantes para el problema descrito por su capacidad de producir micotoxinas (excepto Candida).
La estrategia para controlar las micotoxinas procedentes del pienso consiste en agregar secuestrante de micotoxinas (ej. Silicoglycidol) en el proceso de mezcla de ingredientes que lo integran. Estos funcionan uniendo las micotoxinas en el tracto digestivo del animal para que se excreten de su sistema digestivo sin causar daño en los órganos diana.
El Silicoglycidol es una molécula patentada por Biovet S.A ya que ha sido obtenida por un proceso térmico y de intercambio iónico. Gracias a estos procesos, es un eficaz secuestrante de micotoxinas; posee un amplio espectro, es efectivo a bajas dosis y no adsorbe otros nutrientes (vitaminas, aminoácidos, etc.). El Silicoglycidol forma uniones estables mediante puentes de hidrógeno que aseguran que la micotoxina no se suelte en ninguna de las condiciones del tracto intestinal.
Tras una exposición a micotoxinas debemos ayudar a nuestras mascotas a recuperar el funcionamiento normal del órgano afectado; el sistema gastrointestinal y el hígado son los sitios más comprometidos. Actualmente hay en el mercado soluciones naturales a base de pronutrientes, moléculas orgánicas activas obtenidas de plantas. Existen distintos tipos según su célula diana: los pronutrientes acondicionadores intestinales son los que ayudan a la regeneración de los enterocitos, mejorando la estructura intestinal y la absorción de nutrientes. Otro tipo de pronutrientes son los hepatoprotectores, estos dan soporte al hígado, incrementando la regeneración de los hepatocitos y la secreción biliar.
Las micotoxicosis en animales de compañía son una problemática poco valorada, en parte por las características de los cuadros clínicos y a que la mayoría de las veces son de presentación subclínica y, por otra parte, las empresas elaboradoras no le dan la importancia suficiente.
La utilización de conservantes naturales como el anillo cimenol y la incorporación de captadores de micotoxinas como el Silicoglycidol al pienso son una herramienta eficaz para prevenir esta importante problemática que afecta a nuestras mascotas. Dadas las propiedades descritas, la combinación de anillo cimenol (fungicida versus hongos toxigénicos) y el Silicoglycidol (eficaz frente a todas las micotoxinas, % de adsorción altos en cualquier pH) conforman una estrategia de prevención completa.
Dr. Germán Bertsch, 2021
Fuente: https://www.veterinariadigital.com/articulos/micotoxinas-en-mascotas/
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